Bueno, aún a riesgo de parecer cansina (mis crónicas son ya un clásico), como veo que nadie se anima.... allá voy.
Mi andadura en este viaje comienza hace unos meses, cuando los 3 expedicionarios Jaime, David y Juan parten hacia nuestro país vecino para preparar lo que después han compartido con todos nosotros.
Ya entonces fui partícipe de primera mano de lo que nos esperaría en marzo/abril del año siguiente, pudiendo ver en primera instancia tanto las imágenes como las crónicas que Jaime nos iba preparando para.... a buen seguro, ponernos los dientes largos.
Todos los “adictos” a TERRANATUR, durante 15 días nos despertamos o nos fuimos a dormir esperando fotos nuevas y siguiendo los movimientos del SPOT que no paraba de dejar pistas de los lugares tan alucinantes que los 3 afortunados exploradores estaban recorriendo.
Jaime tenía una tarea difícil, nuestras expectativas eran altísimas y crecían con cada crónica pero claro, también nuestra confianza hacia su trabajo lo es así que... antes de que supiésemos exactamente el recorrido, ya había 5 o 6 coches en cola esperando un itinerario en firme.
Y aquí estábamos, nerviosos esperando para cruzar el estrecho, lo hayas hecho una o mil veces da igual... la sensación es la misma. Aquí quedan atrás los preparativos y las listas de cosas pendientes, aquí ya solo importa disfrutar del viaje.
Comienza la aventura con 18 coches y 60 participantes. Edades... como siempre, desde la pequeña Manuela de 4 añitos hasta..... hasta.... (cri cri cri).
En Tarifa hacemos las presentaciones y ya en la primera comida surgen un montón de charlas y risas, algo que se repite a cada rato en los 10 días que dura el viaje.
Llegamos al puerto y posterior aduana y ya se sabe..... ¿Qué coche me falta?, ¡¡¡Toma el billete!!! ¿tú que número eres?, ¿Dónde pongo la pegatina?, ¡como mola la camiseta!, ¿alguien ha visto mi pasaporte?, ¿está mi hijo en tu coche?, ¿Aquí que hay que poner?..... comienza el estrés marroquí, ese que hace que llegues roto de tus vacaciones pero que inexplicablemente te obliga a repetir.
Una vez pasado Tanger sin perder ningún coche en LA INFERNAL y con un conato de incendio solucionado sin consecuencias en el coche nº 13, hacemos noche en ASILAH donde, ya con CASABLANCAS en mano empezamos a pensar en la etapa de mañana. Aquí comienza el sinfín de sensaciones.
Comemos junto a la nieve en un lago precioso, hacemos el primer vadeo de muchos, nos adentramos en el bosque de cedros, unos acampamos en el mismo bosque y otros duermen en hotel. Primer fuego de campamento, para mí, una de las mejores vivencias de todo el viaje. Acampar genera un compañerismo y una familiaridad que no consigues en ningún resort. Las estrellas vistas desde dentro de un bosque nevado son pequeñas bombillitas que te dejan ver hasta donde no pensabas que alcanzaría tu vista ¡y qué cantidad de bombillas y sonidos nuevos había esa noche!.
MADRUGÓN.... eso tiene el campamento, con lo que hablamos y lo que nos gusta la sobremesa hasta en el desayuno, nos cuesta 2 horas salir de cada zona de acampada, tiempo que tienen nuestros compañeros de hotel de más para descansar o.... si, también les tocó esperarnos más de un ratillo.
Continuamos hacia las gargantas de TODRA y DADES, una etapa dura por la distancia pero que, como todas, merece la pena por el resultado final. Qué pequeños somos cuando paseamos entre dos paredes de roca inmensa y cómo nos crecemos cuando no hay río que se nos resista. Después de un espectacular vadeo, descanso en LA PERLA DEL DADES, hotel chulísimo reservado sólo para nuestra expedición.
Al día siguiente toca cruzar el SAHARO, ese desierto de piedra marrón, árido y seco que este año se nos aparece fresco y con una paleta entera de tonos verdes. Otro día inolvidable para las retinas.
Ya.... ya pisamos arenita. Primeras bajadas de presión, primeros atascos, primeros paleos. Nos vamos adentrando en el desierto de OUZINA cogiendo velocidad y flotando sobre el camino blando, jugando a navegar y disfrutando de los paisajes. Aquí ya nadie es capaz de dejar de sonreir mientras conduce o guía a su piloto por el mar seco.
Dormimos en el RIAD TGM OUZINA, en habitaciones, HAIMAS o nuestras propias tiendas con las dunas guardándonos las espaldas. Con el ruido de los tambores africanos, el calor del fuego y los cuento encantados de nuestro amigo Juan Madrid, acaba otro día, otro de esos que echas de menos antes siquiera de que haya terminado.
A la mañana siguiente más dunitas, río de arena con los pequeños al volante y hotelazo. Descansamos en el CHERGUI después de una señora cena y, para no perder la costumbre, acabamos “cerrando bares” en la Haima del hotel. Otro día más con un montón de actividades a elegir (Momia.... compras... piscina.... dunas....) que servirán para despedirnos ya del desierto hasta muy pronto.... seguro.
Cambiamos totalmente de paisaje camino a FEZ, donde visitamos la medina y aprovechamos para dejar un poco de lado los coches. Por la noche nos sorprenden con una cena espectáculo en un hotel con vistas espectaculares (no digo el nombre para no desvelar más secretos a futuros viajeros).
Y ya con penilla porque esto se acaba, partimos hacia TARIFA pasando antes por CHEFCHAOEN y sus múltiples colores para dejarnos mejor sabor de boca aún.... si cabe.
En resumen, hemos pasado 10 días juntos con averías, con dudas, con momentos tensos incluso con algún que otro punto de sutura pero... me quedo con todo lo que he escrito antes y las risas, el montón de risas que conocidos, desconocidos, más jóvenes, menos jóvenes, cada uno de una forma de ser diferente hemos logrado mantener en todo momento haciendo así que lo que comenzó como EXPEDICION se haya ganado a pulso su nombre real PRIMERA AVENTURA FAMILIAR EN MARRUECOS.
Desde el cariño, gracias por compartir todo esto con el COCHE Nº 1, Yolanda, David y Álvaro