Por Jaime Roset Álvarez.. Noviembre 2012. Terranatur.es
Este último fin de semana es uno de esos de volver con una sonrisa de oreja a oreja. Durante dos días tuvimos ocasión de organizar esta salida a un gran club4x4, dándoles a conocer uno de nuestros lugares favoritos: Las Hurdes. Esta es la cronica de la salida con el Club Iberutas 4x4 capitaneado por Eduardo Celdrán.
Recogiendo el verdadero espíritu de gente que sale al monte a disfrutar de la naturaleza en buena compañía, accediendo a paisajes remotos, pero sin alterar en nada lo que ven; un nutrido grupo de casi 40 personas en 15 vehículos 4x4 disfrutaron de estas tierras llenas de encanto junto a Terranatur. El viernes tarde anochecía pronto mientras los miembros de la expedición iban llegando poco a poco. Unos por Bejar y Sotoserrano, otros por Plasencia, los más aventureros por la Alberca, las Batuecas y El Portillo bajando hasta Riomalo de Abajo, donde íbamos a celebrar su segunda quedada por las Hurdes, que no se repetía según nos dijo su presidente, desde 1999.
Como de costumbre, la cita fue en el Complejo de Turismo Rural Riomalo, que llenamos por completo ocupando sus cabañas y el hostal.
El sábado lo dedicamos a la Ruta de los Valles Hurdanos, que cruza de punta a punta toda la comarca y permite obtener una buena visión del conjunto. Bueno, esta vez no fue exáctamente así, ya que estuvimos casi todo el día en medio de la niebla, ruteando por entre las nubes como aquel que dice. También bonito, a veces incluso inquietante. La comida bajo el toldo del único bar de Ovejuela fue un alarde de maestría de los participantes que sacaron de todo: tortillas, embutidos, "Ferrero Roché" de morcilla y almendra, bizcochos caseros... Por nuestra parte, caldito caliente para todos y embutidos de la zona. La ruta culminó con un paseo hasta la cascada del Chorrituelo, esta vez llegando por la parte de arriba para descubrir entre la enmarañada vegetación una escena más propia de una selva tropical: una cascada desbocada, un río rabioso, el cauce intransitable, los musgos y líquenes ganando posiciones, y la tierra húmeda y agradecida.
El resto de la expedición 4x4 se dirigió al Salto de los Ángeles - la cascada más alta de Extremadura e impresionante buitrera - y luego bajaron ya por la Sierra de Gata para regresar hasta Las Hurdes de nuevo. De vuelta, ya cayendo la tarde, recorrimos parte de la ruta del domingo en sentido inverso, disfrutando de tramos muy todoterreneros. Por la noche, tras la rica cena a la que nos malacostumbran Luisa y Maribel cada vez que vamos, y en la que el cabrito a la brasa fue el plato rey, salimos a hacer una carbochada en una hoguera elevada que nos habían preparado y que Joaquín, nuestro amigo y fotógrafo se encargó de cuidar hasta que todos salimos fuera. También nos acompañaría el domingo, ¡qué lujo!. Eduardo y Enrique hicieron los honores preparando una queimada para acompañar a las castañas asadas, espantando los meigallos gracias a recitar el conxuro da queimada, esta vez en castellano, que si cabe, impresionó más aún a niños y no tan niños.
La noche terminó con la promesa de algunos de levantarse al amanecer a ver fauna. Antes de la cena habíamos visitado a pie las ruinas de Cabaloria, una alquería - pueblo natal de Luisa la cocinera- que aún conserva muros y un precioso olivar de formas retorcidas. Más de uno no se hubiera atrevido a recorrer el despoblado sólo en la noche, sobre todo al descubrir que muchos ojos brillando en la oscuridad salieron a nuestro paso. El sonido de los cencerros tranquilizó a más de uno...
Amaneció el domingo despejado, fresco y con alguna nube dispersa. Rosa y Epi estaban esperando café en mano para ir a la "caza" de los ciervos. Tal y como anticipó Maribel, no vimos nada de nada, cosa rara que sucedía por primera vez. A cambio fuimos al Meandro de El Melero al alba, que siempre es un espectáculo, a ver el río Alagón y un precioso pueblo: La Hergijuela, con su olmo centenario en medio de la pequeña plaza ya de estilo Serrano. La ruta del domingo nos ofreció vistas impresionantes desde el meandro cruzando toda la sierra del Cordón por las alturas hasta Arroladrones y de ahí, justo para almorzar, al Pico Cordón, atalaya natural que domina todas las Hurdes. Este es un buen sitio para hacer los honores a lo que todos sacamos para comer. Como bien dice Eduardo, "para hacer bien dieta, hay que comer cada dos hora". Iberutas es una cosa que lo mantiene al pie de la letra y yo no iba a transgredir esa "sagrada" norma. Ahora llevo toda la semana intentando quitarme los dos kilos de más con los que he vuelto... me temo que a más de un expedicionario le habrá pasado igual.
Bajando por pistas a media ladera entre densos pinares de resinero, llegamos a Nuñomoral y de ahí a El Gasco, el pueblo más típico y recóndito de la comarca. De camino paramos a conversar con Abel, amigo hurdano que nos ofreció un master sobre maduración de la fruta y de regalo kiwis y caquis de su cosecha. La pérgola donde están estas plantas, ya la levantó hace años para facilitarnos el paso a los todoterrenos que pasamos justo por delante de su casa cada vez que vamos.
Dimos un breve paseo entre las calles del Gasco y antiguas casas de pizarra sin ventanas ni chimeneas, otro por el río Malvellido, y de ahí a comer en el restaurante Riomalo, donde nos esperaban algunos manjares más para poner la guinda a la excursión. Entrada la tarde, la gente se despidió con ganas de más y una estupenda sonrisa que nos anima a seguir colaborando y desvelando para vosotros más de nuestros mejores secretos. Gracias Iberutas por este magnífico fin de semana.
Esperamos compartir muchas aventuras con vosotros en el futuro.