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 Por Jaime Roset Álvarez. Terranatur.es. Noviembre 2012.

El Bierzo con Terranatur.esA finales de noviembre del 2012 (del 23 al 25), y con un otoño remolón, tuvimos la oportunidad de disfrutar de un fin de semana de todo terreno y de pasarlo en grande en un Bierzo colorido. 

Nos juntamos como de costumbre el vienes ya de noche, un grupo de ocho familias y por primera vez éramos todos reincidentes: Roberto y Paloma; Miguel Ángel, Isabel, Javier y Alberto; Carlos, Loreto, Mauro, Nicolás y Manuela; Pedro, Pilar, Pablo y Alicia; César, Begoña, Javier y Claudia; Diego, Pilar y Daniel; Fernando y su mujer (estos últimos por parte de nuestros amigos y grandes colaboradores de Raid Aventura 4x4). Como guías, Jaime y Cristina. Entre 7 meses y varias decenas de años ya había varias generaciones de "disfrutones" y "caza paisajes" dispuestos a conocer algo más a fondo los Ancares bercianos y Las Médulas.

Las dos noches la pasamos en el punto de encuentro, un bonito hotel rural recién remodelado y muy confortable, el Hotel CTR Ambasmestas. La gente fue llegando y nos encaminamos ya de noche cerrada hasta la Palloza de Balboa, donde estaba prevista la primera cena.

Esa palloza se encuentra en la plaza-jardín del pueblo de Balboa, donde también está el conjunto cultural y etnográfico de "La Casa de Las Gentes". Aún tratándose de una palloza relativamente moderna, de algo más de 20 años, se construyó siguiendo el estilo tradicional de la zona con pared de pizarra y techo de troncos y paja de centeno. En el corazón de la palloza, justo en el centro, había una chimenea de leña desde la que se prolongaban unos troncos radiales en sentido ascendente que le daban un toque especial. Allí nos sentamos los expedicionarios al completo para disfrutar de ensalada de puerros, caldo berciano, carrilleras al mencía y bacalao. La comida servida amablemente y el vino muy correcto. La velada se prolongó disfrutando de postres a base de castañas mientras ya se contaban las primeras anécdotas de otras aventuras ya vividas. No quisimos anticipar demasiado de lo que al día siguiente tocaba vivir y disfrutar.

Amaneció en pleno Camino de Santiago una mañana lluviosa y nublada, pero de esas que a los aficionados al monte, y más si es en otoño, nos invita a salir cuanto antes a disfrutarlo a tope.

Teníamos entre nuestras filas jóvenes retoños hasta nueve: cinco niños y cuatro bebés, alguno de pocos meses, y sus padres durante el buffet libre del desayuno ya acusaban una dura noche infantil. Sin embargo, nadie se rindió, y poco más tarde ya estábamos en ruta, previa recogida de viandas-picnic en donde la Palloza de Rosa, a la que da igual cuantos seamos, siempre cocina de maravilla, pero como para un regimiento.

Durante la subida por carretera al cruce obligado de rutas en Canteixeira, divisamos unos Ancares genuinos, de orografía retorcida, salpicados de bosques mixtos, brezales, carqueixales y praderíos de montaña, caminos húmedos y ligeramente embarrados, y una combinación cambiante de luces y nubes, atravesando un cielo que no se dejó ver en su azul, prácticamente en ningún momento. Pero es que el Bierzo es así.

Por la emisora:

-Oye Jaime, que es aquel árbol que tienen su copa tan dorada.

-Es un abedul, que son como "los enfermeros" del bosque, cicatrizando los claros que van quedando. Pero también estáis viendo muchos acebos de gran porte, robles rebollos, castaños y muchas más especies de caducifolios que ahora tintan las sierras de mil colores. La verdad es que un privilegio ejercer de biólogo con gente tan curiosa...

Las pistas que recorrimos durante todo el día, serpentean por la vertiente suroriental de los Ancares. Haciendo "ochos", arriba y abajo, visitando el despoblado de Villar de Acero, el poblado de Campo del Agua y la reserva de paso a los pies de Peña Rubia, llegamos hasta Bubia. Como llovía en ese momento, comimos en el restaurante del Camping de Burbia. Allí mismo firmamos las actas de reconocimiento final y de replanteo con el primer grupo de forestales.

Despues de comer, nos adentramos en un paraje impresionante rodeados de castaños muchas veces centenarios. Todos los peques y sus padres dieron un paseo recogiendo castañas que había por el suelo y que no habían sido recolectadas. Dejamos paso a una manada de caballos que venía en sentido contrario y que pasaron rápidamente.

Antes de que atardeciera nos encaminamos de regreso por pistas nuevas y algunos tramos en sentido contrario hasta un mirador donde se encuentra la caseta de los forestales. Allí nos sorprendió la niebla.

- Bueno, dije, esto que no veis. es uno de los paisajes más impresionantes de toda la olla del Bierzo, habrá que hacer un esfuerzo de imaginación, pero como estamos en una especie de contrafuerte de la sierra, desde aquí se divisaría toda la comarca.

Tras el alarde de fantasía de los expedicionarios que no veían más que la niebla, regresamos anocheciendo hasta Balboa para visitar La Casa de las Gentes. Este es un viejo polideportivo transformado en un centro de referencia cultural y etnográfica. Su transformación hace años lo convierte en un lugar obligada visita, donde también pueden adquirirse ricos productos a base de castaña (bizcochos, tartas, magdalenas,....)

Todos sus interiores, escaleras, segundo piso, han sido realizados en maderas de la zona labradas de forma tradicional, creando un conjunto rústico y envuelto en un cierto misterio. Domingo de Canteixeira, un artista local, supo crear un ambiente mágico dando vida a todo lo que tocan sus manos. De ese modo podemos encontrar esculturas de troncos y maderas de todo tipo, en las que Domingo ha sabido recrear los seres que se ocultaban en sus retorcidas formas. Al contrario de la mayoría de las exposiciones, aquí sí se puede tocar, y es casi obligatorio, convirtiendo la visita en una auténtica experiencia sensorial, fuera de lo común. Mientras el grupo visitaba las diversas exposiciones que contiene (esculturas de Domingo, la exposición sobre el castaño, exposición etnográfica, etc), yo firmaba decenas de papeles a los forestales de la zona de Burbia. Eso parecía más una notaría que otra cosa. Aproveché para conocer las condiciones de trabajo y saber más de esa hermosa profesión. Queda pendiente un escrito sobre lo que hablamos y mis impresiones de lo que escuché.

Posteriormente, tras un pequeño descanso en el hotel, subimos a cenar a la Palloza de Canteixeira. Describir ese lugar es complicado si no se penetra en su mágico humbral, escuchando la música de fondo y sintiendo el calor de la lareira siempre encendida con viejos troncos de roble y castaño. Esta palloza sí fue vivienda tradicional hasta hace unas décadas, con sus dos niveles: arriba para las personas, abajo para las bestias que convivían en un único volumen. El entramado de troncos que sujetan el "teito" de paja de cebada, es todo un alarde de arquitectura e ingeniería rural.

Pues ahí cenamos amenizados por Paco, nuestro camarero "de cabecera", locuaz y alegre sin límites. Pudimos degustar truchas de río Seo, un guiso espectacular de carne de la zona, berenjenas gratinadas, revuelto de espárragos, y buenos vinos de la tierra (Mencía). Después tuvimos ya en la palloza de Balboa tiempo para nuestro particular Magosto con castañas asadas y para tomar unas copas en buena compañía. En estos momentos es cuando se fraguan futuros sueños y expediciones. Por nuestra parte siempre atentos para ofrecer novedades que os gusten a todos.

Amanecía algo nublado también el domingo, cuando tras del desayuno Buffet salimos al monte. De nuevo desde la encrucijada de Caminos de Canteixeira, nos dirigimos hacia Villafranca del Bierzo por preciosas pistas por las que eventualmente nos cruzamos con algún peregrino, a quienes fuimos ofreciendo uno a uno raciones de empanada de batallón.

-Hello, this is typical Spanish, take, take...

- Oh Thanks. What is this?

-This is made of potato, meet, onion... it tastes good!

-wow! how wonderfull!!! Thanks!!!

Creo que cuando vuelvan a cruzarse con un grupo de todo terrenos, se les escapará una sonrisa. Para nosotros siempre será desde ahora "la ruta de las empanadas".

Ya en Corullón comenzaba la actividad de orientación siguiendo el mapa provisto en la documentación, y también el recorrido de la Ruta de Peruchín por los Castaños. Quizá envueltos en uno de los paisajes más impresionantes, y rodeados de árboles casi milenarios, fue donde comprendimos la verdadera esencia del bierzo: su diversidad, capacidad para sorprendernos, belleza sin límites, y equilibrio entre la explotación humana de sus recursos y su medio ambiente bien conservado. Fauna poca vimos, ya que había bastantes cazadores a quienes no molestó nuestro silencioso transito por la zona, si acaso algún corzo por el camino.

Como se iba haciendo tarde, nos dirigimos hacia las médulas. El permiso nos dejaba llegar hasta el mirador de las Perdices, cosa que cumplimos estrictamente, regresando a las Médulas población, y circunvalando por carretera el conjunto Patrimonio de la Humanidad hasta Orellán. Cabe decir que la vista otoñal de esta antigua explotación aurífera romana, es absolutamente sobrecogedora, en particular un día nuboso, con algo de neblina y con los colores avivados por la lluvia.

Parte del grupo, los que llevaban niños más pequeños como Carlos y Loreto, Begoña y César se habían adelantado al restaurante de la comida en Orellán: O Palleiro do pe do Forno, también casa rural, especializada en recetas romanas.

Se trata de una casa de pueblo no muy grande, pero convertida en un íntimo restaurante con verdadero ambiente rural. El fuego siempre encendido calentando muros de piedra y techos de troncos, pero con estructura de casa y no de palloza. Las vistas sobre las vegas del Lago de Carucedo, impresionantes. ¡Y qué decir de la comida! todo un acierto el guiso de corzo con alubias y el de rabo de toro. Gracias Isabel.

Durante la comida se hizo entrega de tres camisetas de Terranatur a modo de premio. A César, que soportó todo el fin de semana estoicamente con una lesión de espalda, y con una "cantarina" niña pequeña que le gusta armar juegas nocturnas; y para Miguel Ángel y su copiloto Isabel, que a los mandos de su Honda CRV, un todo camino, superaron algunas dificultades del terreno durante la ruta de forma meritoria.

En ese momento llegó el último equipo de forestales para seguir firmando actas de replanteo y reconocimiento final. De nuevo, intercambio de información útil. Hay una parte aún romántica que me atrae de esa profesión. A poco que se rasque, dentro de cada forestal hay un verdadero enamorado de la naturaleza, con muchas ganas de les dejan divulgar su experiencia, algo vital dentro de una educación ambiental de calidad.

Comimos bien; y en ambiente festivo, los participantes se intercambiaron las coordenadas para seguir coincidiendo en nuevas aventuras. Para la organización, cabe decir que haber contribuido a las caras de felicidad y los buenos momentos vividos, ha sido todo un placer. Os esperamos a todos en próximas actividades.

Próximo viaje programado a esta zona: primavera 2013.

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Contacto: 619324101 o pinchando aquí por correo electrónico.

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